La APQuímica (Asociación Portuguesa de la Industria Química, Petroquímica y de Refinación) y sus asociados, entre los que se encuentra Bondalti, promovieron el evento «Competitividad y descarbonización: el futuro de la industria química portuguesa», que tuvo lugar en el Complejo Químico de Estarreja.
La iniciativa, que contó con la presencia del ministro de Economía y Cohesión Territorial, incluyó la presentación pública de la conclusión de la fase de diseño de la Hoja de ruta hacia la neutralidad en carbono para la industria química portuguesa 2050 (RNCIQ PT 2050), que refleja el compromiso del sector con la descarbonización y la transición energética.
Lanzada en 2024, la RNCIQ PT 2050 contó con la colaboración de cerca de mil personas y entidades, procedentes no solo de la industria química, sino también de sectores complementarios, instituciones académicas y organismos públicos. El objetivo era realizar un diagnóstico en profundidad sobre las condiciones, los retos y las oportunidades para que la industria química portuguesa alcance la neutralidad carbónica en 2050.
Durante la sesión se debatieron los principales retos para la implementación de la hoja de ruta, que establece diferentes vías de transición basadas en el principio de neutralidad tecnológica: no existe una fórmula única para descarbonizar el sector químico.
Así, la RNCIQ PT 2050 define cuatro escenarios complementarios de descarbonización y transición energética, con una inversión total estimada en 30 000 millones de euros: Electrificación; Hidrógeno verde y otros gases renovables y bajos en carbono; Economía circular y biomasa; Captura, utilización y almacenamiento de carbono (CCUS).
Estos escenarios ofrecen a la industria diferentes caminos posibles hacia la neutralidad en carbono, permitiéndole al mismo tiempo sostener la descarbonización de otros sectores económicos en el mismo proceso de transición. Como subraya APQuímica, la química, la petroquímica y la refinería no son ajenas al problema, sino que constituyen también la primera solución para descarbonizar la economía, ya que representan la etapa inicial de las cadenas de valor de prácticamente todas las actividades económicas.
Para el presidente de APQuímica, Luís Gomes, «la conclusión de esta primera fase del RNCIQ PT 2050 es un hito fundamental para la industria química portuguesa. Por primera vez, el sector se ha unido en torno a una visión común y un plan estructurado para alcanzar la neutralidad en carbono, basado en pruebas científicas, un amplio diálogo y un compromiso real con la innovación y la competitividad. Una vez concluidos el diagnóstico y la planificación, reforzamos los esfuerzos en la siguiente fase: la de la acción y la materialización».
Presentación del nuevo «Estudio de Competitividad»
En la agenda del evento también figuraba la presentación del «Estudio de Competitividad» de la Industria Petroquímica, Química y de Refino (IPQR), el único estudio de este tipo en Portugal centrado exclusivamente en la competitividad de esta industria.
Promovido por APQuímica, el estudio surge en un contexto de cambios geopolíticos y económicos que ejercen una fuerte presión sobre la competitividad industrial europea, y realiza un diagnóstico detallado sobre el posicionamiento competitivo de la IPQR nacional frente a la Unión Europea.
Entre sus principales conclusiones, el estudio destaca la necesidad de proteger y reforzar la competitividad del sector nacional, proponiendo que Portugal se integre en la Alianza de Productos Químicos Críticos y garantice que los clústeres químicos de Sines, Estarreja y Lisboa/Setúbal se integren en el proceso en curso de identificación de los sitios críticos que deben preservarse dentro de la Unión Europea.
El estudio subraya además que la garantía de una energía abundante, verde y a un coste competitivo es una condición esencial para el futuro del sector, defendiendo:
- El refuerzo de la compensación indirecta de CO₂, acercándola al límite máximo permitido por la Comisión Europea y ampliándola a empresas no CELE, como ya ocurre en otros Estados miembros;
- La recuperación de mecanismos nacionales, como el «mecanismo ibérico» y el «Apoiar Gás», para mitigar la volatilidad de los precios de la energía en contextos de inestabilidad;
- El refuerzo de la infraestructura de red y de los puntos de acceso/inyección para instalaciones industriales electrointensivas (IIE), y la ejecución urgente de los diversos mecanismos definidos en el Estatuto del Cliente Electrointensivo;
- La implementación de una regulación sencilla, estable y predecible, que permita un entorno competitivo y atractivo para nuevas inversiones.
El estudio identifica que el marco jurídico portugués para la industria química es menos favorable que el de otros países europeos competidores, lo que ha impedido nuevas inversiones y ha amenazado la permanencia de sitios estratégicos instalados en Portugal desde hace décadas. Casos como renovaciones de licencias con más de diez años de retraso o transposiciones legislativas sin la participación oportuna de la industria afectada ejemplifican esta realidad.
Por ello, APQuímica aboga por una mayor inclusión de la industria desde el principio en los procesos legislativos que le afectan, evitando el gold-platting (sobrerregulación), los retrasos y las omisiones, y simplificando los procesos de concesión de licencias (permitiendo, por ejemplo, que una misma empresa lleve a cabo varios procesos simultáneamente, en línea con la práctica de la mayoría de los Estados miembros de la UE).
Además, en un momento en que la industria química nacional se enfrenta a retos cada vez mayores para sus exportaciones, el sector aboga por una respuesta equilibrada y europea para hacer frente a las actuales distorsiones del comercio internacional. Esta respuesta debe combinar mecanismos de protección de la industria con normas comerciales justas, predecibles y basadas en la reciprocidad en las relaciones con Estados Unidos y China.
Luís Gomes, presidente de APQuímica, afirma que «este estudio confirma que la competitividad es el mayor reto de la industria química portuguesa. Sin un marco regulatorio predecible, energía a precios competitivos y políticas industriales alineadas con Europa, el país corre el riesgo de perder activos estratégicos y décadas de know-how. La industria química portuguesa quiere liderar la transición, pero necesita que el Estado y la regulación estén a la altura de este reto».








